martes, 19 de agosto de 2008

Vino - José Luis Zárate


Él le sostuvo el pelo mientras vomitaba. Ella se limpió la boca con el dorso de la mano, embarrando lápiz labial y restos de comida en la barbilla.
—Estoy bien, estoy bien —decía con voz pastosa, mientras intentaba ponerse de pie. Empresa imposible con esas zapatillas de aguja. Se las quitó, irritada, y logró hacer una larga carrera en su media. El sonido del baile se escuchaba aún, y ella intentó dar un par de pasos. Él la sostuvo y el hedor estuvo a punto de obligarlo a soltarla. Tan hermosa que se había visto al entrar… Pero era claro que no tenía ninguna resistencia para el vino.
—Sostenme esto —le dijo al darle los zapatos, mientras, coquetamente, trataba de arreglarse el pelo enmarañado. Miró su reloj, y se puso tensa, se soltó de él, trató de meter todas sus cosas en la pequeña bolsa y dijo que era hora de marcharse.
—Debo irme antes de las 12 —dijo, eructando—. No quiero que me veas cuando se acabe la magia.

1 comentario:

La Nínfula dijo...

Güey jajaja entonces cómo será sin la magia. Que mal quedó delante del galán, la primera cita y ya está deponiendo, no no no, que mal.
Saludos