viernes, 28 de agosto de 2009

Memorias - Héctor Ranea


En aquellos tiempos los niños teníamos posibilidades de tener un microscopio de fuerza atómica en casa para jugar a acorralar átomos de Cesio, de Bromo, de Xenón, en plataformas de variadas aleaciones. Eran juegos de niños, pero tenían su encanto, rememoro. Pero, se sabe, uno moldea la memoria como quiere. Entonces jugábamos, en aleaciones ternarias, a colocar átomos de cobre en estructuras tridimensionales que encerraran diversos átomos, lo cual tenía cierto grado de dificultad, dependiendo del grano de la aleación y de las valencias y cargas superficiales.
Mis primos y yo solíamos jugar contra una banda de pibes coreanos que transmitían su señal en tres dimensiones virtuales (en aquel entonces, ustedes no lo van a creer, no se podían transmitir hologramas por la red). Generalmente nos vencían en varias competencias, como la de mantener una molécula de excímero en una jaula homogénea de carbono (que podía ser un anticuado fullereno u otras cosas que se nos iban ocurriendo). Una vez vencimos en esa, recuerdo.
Nuestros padres, en cambio, tenían microscopios con otras habilidades. En particular, era muy popular el microscopio que ensamblaba virus de diferentes enfermedades del pasado y luego el oponente debía desarmarlos en priones inactivos y empaquetarlos en diferentes configuraciones cristalinas, de modo que no fuera posible determinar las estructuras de no contar con una clave y un algoritmo de deconvolución del cual se proveían pocas claves al comenzar la competencia.
Desde ya, el acceso a menores estaba prohibido desde que alguien sintetizara el virus de la rabia bovina y contagiara a cien mil individuos en una tarde. Afortunadamente, el brote fue controlado antes de que murieran más de tres competidores.
Así es, nos entreteníamos con nada. Ahora ustedes niños cuentan con toda la tecnología que quieren, pero en aquellos tiempos, por suerte, podíamos aún usar nuestra imaginación sin límites, no como ahora que les controlan todo. Hasta lo que piensan.

No hay comentarios.: