martes, 16 de marzo de 2010

Exórganos - Andrés Terzaghi


Luego de la catastrófica fuga de un virus radiactivo que inutilizó todos los órganos internos, exceptuando al cerebro, los humanos supieron adaptarse al infame percance creando órganos artificiales externos colocados bajo la piel y otros llevados en los bolsillos de la ropa unidos por conductos y cables que se insertaban hacia el interior del cuerpo. Acá tenemos un testimonio de vida de un exoviviente del futuro:
Me fui a tomá una grapita en lo del tanto. Apena llegué me ubiqué etratégicamente en un rincón de la barra:
- Enllená nomá – le dije y encendí un faso echando el humo por lo ombligo. A todo eto se proxima una damisela brotada de primavera en la plenitú de su lomo. Ahí sin previo tuteo le interrogo queriendo ceciorame de su naturaleza, como pá rompé la escarcha:
—Uté, madame, ¿no lleva ahí en lo recoveco de la entrepierna uno genitale Z. ·31 Landon? Como apreciará lo mío son H.X 40, también de la casa Landon y por lo vito simpatizan con su mecanimo porque ambos etán enviándose señale ni bien pusimo lo gluteo sobre la butaca.
—¿Se refiere a esta pequeña cajita dorada?
—Precisamente… cajita dorada o como uno quiera deseala en la maginación, uté me entiende. —Y le guiñe un ojo con lo cuatro párpado.
—Disculpe, pero no se ilusione, esta tecnología solo es compatible con otra cajita dorada, como la que lleva aquella señora de allá. ¿La ve?
No pude contener la amargura, dije: ¡Qué desperdicio!

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