viernes, 18 de marzo de 2011

Te fuiste despidiendo de a poco - Francisco Costantini


Te fuiste despidiendo de a poco. Una semana después de que te marcharas sonó el timbre de casa. Abrí la puerta y ahí estabas vos. Tenías llave, pero habías decidido no usarla: eso marcaba la diferencia. Sin embargo, naufragamos entre las sábanas y nos ahogamos en cada beso. Al amanecer, cuando desperté y mi cuerpo quiso abrazarte, no pudo encontrar el tuyo. A la noche siguiente regresaste, aunque lucías calva, sin tu característica y abundante cabellera. No te dije nada, vos tampoco a mí; fuimos directo al grano. Y así fue durante las últimas semanas; venías hasta acá pero cada vez más incompleta. Un día ya no sólo eras calva, sino manca. Otro, ni los brazos ni tu cabeza se presentaron. No supe qué hacer cuando me llamaste horrorizada por teléfono: te faltaban las nalgas y lo senos, que efectivamente habían pasado la noche conmigo… Todo fue extraño pero comprensible, nuestros cuerpos se habían amado más que nuestras almas, les costaba desapegarse. Ayer me llamaste y creo que fue la última vez. Me preguntaste si no había visto tus ojos. Tardé en encontrarlos dentro de un par de vasos guardados en la alacena. Antes de devolvértelos los contemplé, los besé… Supieron hacerme muy feliz en el pasado. Luego, como acordamos, los deposité frente a la puerta de tu nueva casa, toqué el timbre, giré sobre los talones, y me marché. Sé que esta noche ya no vendrás.


Tomado de: http://friccionario.blogspot.com/

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