domingo, 5 de febrero de 2012

Al caer la tarde - Pedro Herrero


Al caer la tarde, la vecina del quinto primera saca a pasear a su hermoso Setter Irlandés de pelo largo y cobrizo, y lo lleva al cercano parque de los eucaliptos, surcado de amplias avenidas y rincones umbrosos y recoletos, poco menos que inexpugnables. Casi al mismo tiempo, el vecino del quinto segunda hace lo propio con su Braco Alemán de piel ceniza y mirada taciturna, que su amo conduce atado sólo por cumplir con las normas municipales, ya que la bestia respeta el camino y las pautas de convivencia mucho mejor que algunos inquilinos del inmueble. En el parque, el encuentro es inevitable y pone a prueba la resistencia de las correas tensoras que separan a las personas de los animales. La pareja se acerca, se husmea y se tienta con gestos retadores, en un movimiento continuo de atracción y rechazo. Da igual que se hayan visto la tarde anterior. Da igual que cada uno conozca el olor del otro como si fuera el suyo propio. La embestida los atrapa en un nudo corredizo, y ellos, lejos de intentar desmadejarse (o tal vez con ese pretexto), se lo montan a lo grande sin ningún disimulo. Claro que, con las prisas y el nerviosismo, rara vez llegan a consumar lo que de buena gana alargarían hasta bien entrada la noche. Porque muy pronto se cerrarán las puertas del parque, y en casa los esperan para cenar sus respectivas familias. Aun así, tienen que ser los perros, con sus ladridos disuasorios, cargados de sensatez, quienes los devuelvan a la realidad.


Tomado de: http://humormio.blogspot.com/

1 comentario:

Listas de Libros dijo...

Genial el blog, me lo apunto en mi lista de favoritos. Un abrazo!