miércoles, 1 de febrero de 2012

Preguntas incómodas - Alexander Foxx


—¿Por qué no los hemos visto nunca, papito? —Preguntas de un niño de ocho años. Preguntas lógicas, sin respuestas posibles. O creíbles—. ¿Por qué?
—Bueno, a lo mejor no han podido pasar todavía por aquí. —Respuesta clásica, estilo “niño, cállate”. Insuficiente.
—¿Es que no nos quieren? Han tenido tiempo para pasar.
—Tranquilo, seguro que nos quieren. — Si es que nos conocen. O que saben de nuestra existencia. —Qué complicado pasar el día con un niño—. A lo mejor llegan dentro de poco.
—Entonces, ¿les vamos a esperar? ¿Esta noche?
Impaciencia. Tiene su appeal. —Bueno, no han avisado ni nada. Yo no les esperaría, si llegan podemos ir a recibirles rápidamente.
—Entonces puedo dormir vestido. —No era una pregunta. Significaba que después de haberse dormido me tocaría ponerle el pijama. Solía pegarme en el sueño, a lo mejor le podría tapar con una manta y mañana se vería.
—Pero recuerda que no sabemos nada de ellos.
—Sí, pero son buenos, ¿verdad? En el cole dicen que son más evolucionados que nosotros, y que seguro de un momento a otro van a aparecer, quizás en nuestro jardín.
Sí, buena esa. No se ponían de acuerdo, estaban más preocupados por matarse unos a otros que por venir a visitarnos.
—Es posible, cariño. Ahora duerme.
Le besé la frente. En unos instantes, ya se había dormido.¡Niños!
¿Cómo quitarle la ilusión? ¿Cómo decirles que los habitantes del planeta Tierra, que ellos esperan con tanta ilusión, todavía no han descubierto el vuelo espacial?

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