sábado, 4 de mayo de 2013

Optar por la belleza - Lisandro Varela


Es fácil optar por la belleza de palabra.
Pero como la auténtica opción por los pobres, elegir el mundo sensible requiere desprenderse.
Ahora en Pagana, tarde y mal, baila con lo hombros una chica leve que vino a bailar y baila con las gomas una mujer sin gracia que vino a llevarse algo.
Yo vine a que dormir con alguien no me cueste lo que este hoy el framer Franklin.
Y la mujer sin gracia, que también baila con un culo bien envuelto en jeans, mira un par de veces y la cosa está resuelta.
Pero al lado baila chica leve, chiquita y quinto año. Baila con una gracia que nunca tuve en el cuerpo y se ríe y cada hombro y cada rodilla se tuerce justo y ríe.
Y la mujer que vino a buscar temperatura corporal igual que yo vuelve a mirar y entonces decido que me quedo del lado de lo lindo, aunque sea contemplativo y testimonial.
Termino la coca común de la semana y le aviso a la chica leve que no pretendo levantarla y le vaticino una gran vida, porque tiene encanto y eso se tiene o no. La chica leve se ríe leve y agradece y dice que soy un amor y vuelve a mover los hombros con los amigas.
La mujer de al lado me hubiera dicho cojeme papito, pero no va a decírmelo porque ninguna mujer merece hacer de plan b.
Plan c permitido, en Newport seguro hay una chica con gracia, admiradora de Benjamin.


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