miércoles, 25 de diciembre de 2013

Vecinas - Nélida Magdalena Gonzalez & Ana Caliyuri


Marta recibió la visita de su hija. Luego de casarse, Norah, la visitaba una vez a la semana. Tomaban mate con bizcochitos o comían una torta que preparaban entre las dos. Ése día la madre la recibió por la mañana temprano, ya que la joven se iba de viaje.
Cuando se despidieron, abrieron la puerta y Marta dijo:
—¡Mirá vos, la Petrona me baldeó la vereda!
—¡No puede ser, te quiso decir sucia, mamá! —dijo Norah, enojada.
Golpeó con furia la puerta de la casa de Petrona. Cuando la mujer salió le dijo:
—¡Tenemos que arreglar un asunto, nadie trata de sucia a mi madre! Usted anda baldeando la vereda con ánimo ofensivo…
—Su madre... su madre.
—¡Marta! —dijo furibunda Norah.
—¡Ah, Marta! ¿Y vos quién sos?
—Yo soy Norah, su hija —masculló nerviosa.
—¡Noritaaaaaaaaaa! ¡vos sos Norita! Pasá mijita, pasá, aún tengo guardada la escoba pequeñita con la cual barrías la vereda de mi casa. La guardé por treinta años, es un recuerdo de tu abuela (mi gran amiga). ¿Ya tenés alguna hija para que juegue con la escobita?

Acerca de las autoras:
Ana Caliyuri
Nélida Magdalena González de Tapia

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