viernes, 27 de diciembre de 2013

Viaje helénico - Candela Robles Avalos


Entrar a la orden de las Amazonas Espaciales fue el sueño de la joven Helena. Desde que las guerreras aparecieran para librar su pueblo de la invasión de las Sirenas, cuyos bailes fatales llevaban a la gente al suicidio. Penélope, amiga de su padre, la llevó en el largo viaje hacia su base cerca de Venus. En el camino se encontraron a Perséfone, quien loca y desesperada quería abrirles por el medio para encontrar el agujero negro por el cual perdió a su madre. Escaparon usando los hilos magnéticos dorados de Ariadna, conectados por GPS al barco-nave. Fue tanto el alivio por seguir con vida que Helena se dejó descubrir sus montes secretos ante los abrazos reconfortantes de la capitana. Creyeron que llenar sus despensas con la famosa comerciante Pasífae sería un trámite sencillo. Después de todo, sólo debían evitar mirar a su amante más querido a la cara para congraciarse con ella. Lo que Helena no sabía era que sería tan complicado ignorar ese rostro animal, sobre todo cuando aparecía de pronto resoplando sobre su hombro, mirándola con obvias ideas. Pasífae las echó furiosa, celosa, amenazando con encerrarlas en su famoso laberinto de torturas. Helena ya se estaba cansando. ¡Cuántos problemas en tan poco tiempo y todavía faltaba más! Pero entonces Atenea surgió en su mente y la forma en que sus compañeras le felicitaron una victoria frente a una pelea que parecía perdida. La manera en que hablaban entre sí, las bromas, el apoyo. Viviendo en un palacio como hija única la había privado de tantas cosas, incluso de una amiga de la infancia como en los libros las protagonistas solían tener. Quería moverse y tener un objetivo. Sólo que no esperaba que fuera tan duro. Sus siguientes aventuras, incluyendo la dirección equivocada que les dieron adrede las hermanas Gorgonas, las llevó a cabo en silencio, pensando que en algún lado había gente dispuesta a recibirla.

Acerca de la autora:
Candela Robles Ábalos

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