domingo, 16 de marzo de 2014

Régimen monstruoso - Héctor García





Tomasito se levantó esa mañana más temprano que de costumbre y se dirigió a la cocina a tomar el desayuno. Su madre, que había amanecido una hora antes y en ese momento se dedicaba a planchar, lo vio cabizbajo y algo asustado. -Tomasito, ¿te pasa algo? -No... -respondió tímidamente el chico. -Tomasito, contale a mamá lo que te pasa, dale. -Tuve un sueño feo. -Ajá, una pesadilla. ¿Y qué soñaste, se puede saber? -No. -¿Por qué no me contás? -Porque me da vergüenza. -¿Sabías que si las pesadillas no se cuentan, se vuelven realidad? Tomasito se quedó helado por unos minutos hasta que, inducido por lo que dijo su madre, se decidió a hablar. -Soñé que había un monstruo raro en casa-, empezó, conteniendo un puchero. -Aparecío en la tina y al principio era como un líquido verde y pastoso, pero después se volvío sólido, con ojos, garras y una boca llena de dientes grandotes... Y se los comío a papá y a vos, y también a Joaquín. Entonces salí corriendo a buscar ayuda a la casa del tío, pero el monstruo ya había llegado allá usando las cañerías, y se lo comió a él también. No pude salvar a nadie...-. Un par de lágrimas habían empezado a rodar por sus mejillas. Entonces la mujer, esbozando una leve sonrisa, dijo con tono dulce y maternal: -Quedate tranquilo, mi amor. Ese tipo de sueños no se cumple. Ningún monstruo nos va a hacer nada, ni a nosotros ni al tío ni a nadie. Esa explicación serenó a Tomasito. Ya más relajado, se sirvió una taza de leche y la acompañó con unas tostadas. Al terminar el desayuno sonrió a su madre y salió a jugar con los amiguitos del barrio. Quien no se quedó para nada tranquilo fue el monstruo, que había escuchado todo desde el desagüe del lavadero. "Voy a tener que ir cambiando de dieta", pensó, y se retiró algo triste a meditar entre las tuberías.


Acerca del autor:  Héctor García

No hay comentarios.: