viernes, 28 de noviembre de 2008

La brevedad del tiempo - Francisco Costantini


El personaje, los hombros caídos y la mirada extraviada, permanecía sentado frente al escritorio. Mientras, el médico observaba los resultados de los diversos estudios que le había encomendado. Por fin, luego de varios minutos, metió los papeles dentro del sobre y se sentó de cara a su paciente. Los envolvió un silencio insoportable, hasta que uno de los dos se animó a hablar.
—¿Y, doctor? —preguntó el personaje—, ¿qué es lo que tengo?
El otro apretó los labios y entrelazó los dedos de sus manos. Buscó las palabras adecuadas; entendió que las mismas no existían. No tuvo más remedio que revelar la cruda realidad. 
—Lo suyo es grave —soltó—. Le queda muy poco tiempo de vida. 
El paciente meneó la cabeza y sus ojos se humedecieron. Un suspiro desgarrador escapó de su alma. 
—¿Cuánto? —interrogó, con la voz quebrada. 
El médico lo estudió detenidamente, con la boca abierta, sin decidirse a contestar.
—¿¡Cuánto!? —gritó el ser ficticio, ya con las lágrimas rodando por sus mejillas.  
Entonces, el doctor no tuvo más alternativa:
—Sólo quince palabras más. —Realizó una pausa deliberada, y agregó—: A partir de ahora. 
—¿Sólo quince?
—Doce.
—¿Qué?
—Lo que oye: siete.
—¡Espere!
—Lo siento, se acabó. 
—¡No!
—Fin. 

2 comentarios:

pato dijo...

Buenísimo! (es desesperante ¿no?)

cassandra_dixit dijo...

lindo estilo.

bien de CF.