martes, 27 de octubre de 2009

Epístola del asesino de espejos a la madre pelmaza de turno - Javier Montoro



A ver, señora. La niña no quiere bañarse en la playa. Sé que es difícil aceptarlo, que le jode muchísimo, pero en fin. Sepa usted que, por mucho que se la apriete contra el pecho y la hunda en el agua y le cante "los patitos en el agua meneaban su colita", los pataleos y chillidos de la niña no van a cesar. Y normal. Que el agua está helada, señora. No se me encienda, que la niña no quiere bañarse y punto. Que vale que la obligue usted a comer y a dormir y a echarse la crema protectora, pero no a bañarse. Báñese usted. Por favor, ¿no ve cómo llora? ¡Pero no le grite!, ¡venga!, ¡empiece otra vez a cantarle la de los patitos! Así está mejor. Si ya sé yo que le compró usted el bikini para bañarla, pero que la chiquilla no tiene ganas, mujer... Pero mírela, mírela cómo llora. Claro, que tiene que hacer lo que usted quiera. Porque usted es su madre. Que cuando tenga 18 años que haga lo que venga en gana, pero que mientras viva en su casa... Vamos, que si a usted le apetece que la niña se beba el bibi con vodka negro, la niña lo hace...porque vive en su casa. Y que usted es la madre y sabe lo que tiene que hacer. Entiendo. Pues mire, señora. La niña ha dejado clara su postura. Siga, siga, siga hundiéndola, ¡qué vergüenza! Disfrute usted de su día de playa, que disfrute la niña, disfrutemos todos. Déjela que juegue en la orillita, y usted se baña y hace submarinismo si quiere y se coge usted la cabeza y se la hunde, y se traga usted la sal y los peces, coño. A ver si se ahoga y me alegra el día. Si quiere cuando llegue a su casa le ordena a su hija que duerma la siesta y le planifica los juegos (incluso puede zambullirla a presión en la piscinita de plástico) . Pero no obligue a la niña a bañarse en la playa.

Tomado de: http://latintaescarchada.blogspot.com/

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