sábado, 21 de mayo de 2011

Sueño, desdén, interpretación y despedida de la Biblia – Héctor Ranea



José despertó a sus hermanos para contarles un extraño sueño
—Ustedes me tiraban dentro de un pozo —les dijo —para luego venderme a una caravana de mercaderes de esclavos.
Los hermanos se sonrojaron.
—En una ciudad de Egipto me compraba un alto servidor de Faraón que, si no me equivoco en la lectura de los jeroglíficos del sueño, se llamaba Putifar.
Rubén estaba muy nervioso.
—Putifar —continuó José —me confió todas sus transacciones comerciales, gracias a que nuestro padre me enseñó el arte de manejar números y hacer cuentas.
Los demás se enojaron ostensiblemente.
—Pero esto no es nada. Putifar tenía una mujer bellísima como esposa que me rogó que le hiciera el amor. Pero me negué.
Rieron todos a carcajada limpia.
—¡Ni en sueños te gustan las mujeres, José!
—Estáis equivocados —señaló el joven. —Esto me salvó la vida y me hizo llegar aún más cerca del faraón a quien le hice disipar toda duda acerca de mí, explicándole el significado de unos cuantos sueños. Con eso me convertí, definitivamente, en su hombre de confianza y tuve todas las mujeres que hubiera querido. Al menos así sucedía en el sueño.
—¿Te olvidaste de nosotros en tu sueño, hermano desalmado?
—No; de hecho, ustedes aparecen al final del sueño. Me piden perdón, medio muertos de hambre y nuestro padre, que me creía muerto, llora de felicidad. ¡Yo era tan rico y poderoso!
Aquella noche, Rubén convenció a sus hermanos que, de hecho, eso de tirar al pozo a José era mala idea para curar a todos de tanta envidia.
—Mejor dejemos las cosas como están, si no, nuestra envidia será eterna —dijo.
—Uno de ellos comentó —si hubiera soñado yo con la mujer de ese Putifar —¡con ésta que la iba a dejar! —e hizo un gesto soez.
Todos rieron, olvidando para siempre la idea de vender a su hermano como esclavo. Al día siguiente, directamente lo mataron. ¡Qué tanta historia!

Sobre el autor: Héctor Ranea 

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