martes, 5 de marzo de 2013

El comisario Larsson y un economista llamado Mikael - Francisco Garzón Céspedes


La sangre prende como fuego sobre la nieve, el Comisario lo corrobora ante al cadáver. Cuatro detenidos. Con guantes. Cuatro armas a los pies, grotescamente rotos, del asesinado: Cuchillo, estilete, navaja, puñal. Cuatro heridas. Todos atrapados –en callejuelas distintas– por la policía que llegando para una redada, descubrió el cadáver. El Comisario intuye un único asesino: Quien lanzó al hombre desde el puente donde sólo existen huellas de dos. Quien propició aquellos pies quebrados… Larsson intuye que al producirse las heridas para justicia y compromiso de todos, el hombre ya estaba muerto. No existen cuatro economistas que coincidan, capaces los cuatro de matar a su banquero, inversor, defraudador. Por más simpatía que les tiene Larsson: Todos pagarán por la conspiración, la profanación... El asesino, además, pagará el crimen. Conociendo quién es, interrogatorio tras interrogatorio, confesará. Sí, Larsson sabe que es el llamado Mikael porque los otros tres son unos enclenques.

De los cuadernos de las gaviotas 17: 50 formas literarias
Sobre el autor: Francisco Garzón Céspedes

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