jueves, 7 de marzo de 2013

El lienzo - Daniel Diez Crespo


Quieto. El coche rojo no desaparece, e inmóvil, borra bajo sus ruedas la mitad del paso de cebra. Quieta. La chica joven esconde asustada la cara a dos pasos del sucio parachoques y dispara la palma de la mano sin un solo movimiento. Quieta. La anciana sostiene imposible en el aire su vieja pierna escondida tras las gruesas medias, mientras apoya el bastón en el fin de la acera. Quieto. El ciclista sonríe con los brazos abiertos de par en par, lejos del manillar, y con los pies equilibrados en los sujetos pedales. La bolsa azul de plástico es un corazón muerto en el aire que pareció congelarse en el fondo del mar. Los árboles ya son edificios verdes pero muertos, con ventanas y balcones, que mudan la oscuridad de su color a voluntad del sol. Inquieto. El hombre peina con sus dedos derechos de su mano la rizada barba rojiza que le cae hasta el pecho, y mueve con arte el pincel. Un último gesto ligero de su muñeca izquierda y da un solo paso atrás. La ciudad revive su movimiento cuando el lienzo vive quieto.

Acerca del autor:  Daniel Diez Crespo

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