domingo, 15 de diciembre de 2013

Hay amores que matan - Juan Carlos Vecchi


A Naná…

Acarició la espalda de Fredo y, contra su propia voluntad, se deslizó sobre la alfombra hasta la puerta del pequeño departamento.
Sin que el picaporte se diera cuenta, atravezó la puerta de roble y desapareció por el oscuro corredor del piso número ocho.
Fredo, mantiene sentada su desesperación sobre la silla y no deja de mirar a los recién llegados; no sabe si reír, llorar o pegarse seis tiros juntos.
La algarabía de su familia (se le vino la tribu en malón: cinco adultos y cuatro diablillos disfrazados de chicos), recién llegada del sur y dispuesta a quedarse mucho tiempo con el querido y extrañable Fredo, hace temblar las orejas de las paredes del departamento.
—¿Qué raro, no? Tanto bochinche en lo de Fredo —comenta la mujer del 8º “F” a su marido, quien demuestra su disgusto poniendo cara de mimo en medio de un huracán categoría “5”.
Entre tanto y entre el piso tercero y segundo, una soledad de risueña transparencia baja en el ascensor, dichosa por haber logrado un nuevo contrato de convivencia con otro ejemplar humano.

Sobre el autor: Juan Carlos Vecchi

No hay comentarios.: